A simple vista, los apellidos Catari y Segueri podrían pasar por apellidos italianos. Su sonoridad, estructura silábica y terminaciones vocálicas los hacen parecer originarios del sur de Europa. Sin embargo, un análisis cuidadoso de su distribución geográfica, su aparición en registros históricos y su contexto cultural nos revela otra historia: ambos apellidos son indígenas, profundamente ligados a la historia ancestral del occidente venezolano, en especial al Estado Lara.
Origen y distribución
Ambos apellidos se encuentran concentrados en zonas con fuerte herencia indígena:
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Río Tocuyo
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Carora
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Curarigua
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Humocaro Bajo y Alto
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Aguada Grande y alrededores
En estos territorios habitaron antiguamente pueblos arawaks como los caquetíos y los ayamanes, además de algunas parcialidades achaguas y jirajaras. Estos grupos indígenas no solo resistieron la colonización, sino que en muchos casos lograron preservar parte de su cultura y sus apellidos, transformándolos lentamente en apellidos heredados.
¿Por qué parecen italianos?
Catari
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Tiene similitud fonética con apellidos italianos como Cattari o Cattaneo.
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La combinación Ca–ta–ri se ajusta a una estructura silábica común en apellidos del sur de Italia.
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Sin embargo, no aparece en registros de migración italiana a Venezuela ni en bases de datos de apellidos italianos tradicionales.
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Por el contrario, sí aparece desde el período colonial en registros parroquiales de Lara, vinculado a comunidades mestizas e indígenas.
Segueri
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Suena similar a Seguerini, Segari o Severi, lo que podría hacer pensar en un origen europeo.
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Tampoco tiene presencia en registros genealógicos italianos ni evidencia de migración relacionada.
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Sí aparece en registros coloniales vinculados a comunidades indígenas, especialmente en zonas rurales del occidente venezolano.
Hipótesis indígena
Dado que ambos apellidos están ausentes en registros europeos y no hay documentación de su ingreso como parte de la migración italiana de los siglos XIX o XX, su aparición en comunidades con tradición indígena sugiere un origen local. Es posible que:
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Se trate de nombres indígenas castellanizados, adaptados fonéticamente al alfabeto y sonoridad española.
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Sean derivados de nombres propios indígenas o de términos de lenguas extintas como el ayamán, el jirajara o incluso de alguna forma dialectal arawak local.
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Hayan sobrevivido en linajes indígenas libres o mestizos no absorbidos por completo por el sistema de encomiendas.
Evidencia documental
Al revisar libros de bautismo, matrimonio y defunción en pueblos como Río Tocuyo, Aguada Grande o El Tocuyo, encontramos a individuos apellidados Catari o Segueri desde el siglo XVIII, en ocasiones combinados con apellidos como Yajure, Yaguare, Piñango o Cuicas, todos reconocidos como apellidos de raíz indígena en la región.
Conclusión
Aunque Catari y Segueri podrían engañar a simple oído, no provienen de Sicilia ni del Véneto. Son parte del legado indígena oculto bajo capas de castellanización y olvido, y representan la supervivencia de pueblos originarios que aún viven en los apellidos de muchas familias del Estado Lara.
La historia de estos apellidos es también la historia de una resistencia silenciosa, donde la identidad indígena logró preservarse incluso en los pequeños detalles: en los nombres, en las palabras que usamos y en las genealogías que apenas ahora empezamos a redescubrir.
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