30 de diciembre de 2010

Historia: Los capsianos y los Bereberes (Amazigh)

El Paleolítico Medio está representado por el Hombre de Yebel Ighoud, hallado cerca de Safi, de una antigüedad de 50.000 años, contemporáneo del Hombre de Neandertal. En el Paleolítico Superior, el Maghreb estaba poblado por civilizaciones propias. Una de ellas, la “iberomaurisiana” se caracteriza por una pequeña industria lítica de puntas de lanza y agujas. Estos iberomaurisianos se denominan “de Mechta El-Arbi”, están muy cercanos a los Cromagnones y, por lo tanto, a la especie humana actual. Tenían una auténtica civilización con prácticas con carácter mágico, fabricación de elementos de adorno y sus muertos eran inhumados siguiendo rituales bastante complejos. Se les encuentra en Dar Es-Soltane, Tit Mellil, El Kenzira, Ain Fritissa y Tafoghalt. Algunos estudiosos sostienen la posibilidad de que en una última migración los Hombres de Mechta El-Arbi alcanzaran las Islas Canarias.

La otra civilización del Paleolítico Superior fue la llamada “capsiana”, que ocupó vastos territorios del Maghreb central y oriental, originaria -posiblemente- del Cercano Oriente. Estas dos culturas conocieron a finales del periodo Wurm, unos 10.000 a.J.C., el nacimiento del Sahara, que les obligó a desplazarse en busca de agua y pastos. Lo hicieron en tres direcciones, hacia el Norte, ocupando los territorios actuales de Marruecos, Argelia y Túnez, hacia el Este y hacia el Sur. Una parte importante, sin embargo, se mantuvo en el lugar, adaptándose a las nuevas condiciones de vida.

Los Bereberes

La ola migratoria no encontró tierras vírgenes, porque está demostrado que el Maghreb se cuenta entre los territorios más antiguamente poblados. De las condiciones y resultantes de esa fusión entre los habitantes primitivos y los recién llegados se ignora casi todo. Sin embargo, los historiógrafos árabes afirman sin reservas que los beréberes no sólo son de origen oriental (capsiano), sino que se remontan a los yemeníes. Numerosas pruebas avalan esta hipótesis, entre las que destaca la similitud de escrituras encontradas en Marruecos, con otras de Egipto, Nubia, Sinaí y Arabia. También son importantes las semejanzas entre la arquitectura yemení y los ksours y kasbahs marroquíes, que también están presentes a lo largo de toda la ruta entre Yemen y Marruecos, pasando por Etiopía, Sudán y Nubia.

Es esta cultura, en fechas que hasta ahora no han podido establecerse con certeza, la que toma contacto con los primeros marinos fenicios que llegaron a las Columnas de Hércules procedentes del otro extremo del Mediterráneo, para fundar Lixus (cuyas fantásticas ruinas pueden admirarse a 5 km. de Larache), Russaddir (Melilla) y -posiblemente- Gades (Cádiz). Con la decadencia de Fenicia comenzó la preeminencia de Cartago, uno de cuyos almirantes más famosos, Hannon, realizó un largo viaje por las costas atlánticas de Marruecos, fundando nuevas factorías y revitalizando las antiguas. 

El motor de los navegantes fenicios y cartagineses fue principalmente el comercio con las poblaciones locales, aunque evidentemente influyeron en la cultura del Reino de Mauritania. Este reino, constituido en el s. IV a.J.C. por una federación de tribus beréberes, acuñó moneda en Lixus con leyenda en lengua púnica. En este periodo ya estaban habitadas Tingis (Tánger) y Sala (Rabat).


Fuente: 
http://www.turismomarruecos.com/pais/presentacion/geografia/set.html

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